A día de hoy, Hipócrates.

Pretendemos aunar experiencias de diversos orígenes para fomentar la parte olvidada de la medicina occidental: la cabecera del paciente

lunes, 9 de noviembre de 2009

Libertad: Camino ¿hacia dónde?

Libertad: Facultad natural que tiene el hombre de obrar de una manera u otra, y de no obrar, por lo que es responsable de sus actos. / Estado o condición del que no es esclavo./ Estado del que no está preso. / Falta de sujeción y subordinación. (Diccionario de la Lengua Española de la Real Academia Española).

Érase una vez una mujer joven, profesional, de un nivel medio-alto, madre de muchos hijos, con cierto agobio económico (el normal de pagar colegios, chica, transporte, de no tener casa propia y comida para tantos) a la que se le olvidó, probablemente por sobrecarga de tareas, ponerse cuatro rulos bien puestos y coquetear con el padre de sus hijos. Érase una vez un caballero, padre de los hijos anteriores, que por más tener y parecer, trabajaba más de lo imaginable y estaba fuera más de lo inimaginable, hasta que se le olvidó que compartía cama y casa con una familia y a cuya compañera decidió no dar explicaciones porque ¿para qué? Él era libre. Y, hete aquí, que el aparecía de forma semanal, si le venía bien, se le acomodaba al trabajo y si estaba de humor para ello. Detrás... organización de comidas, traídas y llevadas al colegio, al médico, besos, buenas noches, deberes, la propia oficina, los propios catarros y los deberes sociales (padres enfermos, visitas a cuñada parturienta, ramo de flores a tío recién intervenido...) y la propia necesidad de un abrazo. La misma... libertad.


Dos que se adoraban decidieron unir sus vidas sin papeleos ni gaitas. Por mala fortuna, ella perdió empleo y sueldo y, por azar de la vida, ese azar actual que dice que todo aquel mayor de treinta años es viejo y fracasado (en este momento de prolongada senectud, de elixires de juventud, de definiciones de cuarta edad), a pesar de doctorado e idiomas, no logró recuperar la independencia previa. Hasta ahora todo bien. Él, melenas comprometido, trabajador en ONGs durante los meses de verano, conocedor sobre el terreno de los problemas que acucian a otros seres humanos, sufrió la llamada vocacional , ese " me voy y arreglo el mundo". Y fue presa de la libertad. Crisis personal, de identidad, de pareja, de "lo dejo todo", "la dejo sola, pero le dejo..." "No nos compenetramos porque somos tan distintos...". Verborreico con algunas copas, largas miradas opacas a otras mujeres, angustia personal y temblor en algunos amigos. Libertad...

Fue heroinómano, pendenciero y bebedor. De familia católica, seis hermanos, actualmente huérfano de padre, no sé desde qué edad. Madre de las de toda la vida. Drogadicción, abandono y una vida dedicada a la lucha contra esta esclavitud. Nueva batalla contra su cuerpo electrocutado que se saldó con un brazo y parte de la movilidad de otro. Última guerra: contra ese minúsculo germen, segador de vidas jóvenes, cuyo descubrimiento se disputan varios, cuya cura no se encuentra. El VIH, permisor de agentes varios que minan al hombre, abate la mente y seca la carne. Su final, ni sombra de sí mismo, cadaver viviente lancinado por dolores, sosteniendo su última escaramuza contra su eterna enemiga y con férrea voluntad rechazando la morfina que a toda costa le querían imponer los doctores. ¿Qué saben ellos de libertad?


Por segunda vez no fue capaz de enfrentarse a rupturas sociales y a aceptar eso que es lo que más cambia la vida en el mundo: un hijo. La diosa Fortuna tuvo a bien obsequiarle en dos ocasiones con una criatura no deseada a pesar de haber puesto medios para evitarlo. La primera vez con un posible padre, la segunda...hubiera sido una madre en soledad. Acompañada por el que hubiera sido padre en aquel entonces y por sus propias convicciones traicionadas, desconsolada por el hijo que no iba a tener por vez consecutiva, amargada por los niños de otros de edad similar al que hubiera sido propio, acudió a la clínica donde liberan a las mujeres.

Libertad, condicionantes, herencia. La libertad de uno termina donde comienza la del otro. "Mi" libertad, "tu" respeto. Leyes, democracia. Guerra, esclavitud, hambre. Libertad de espíritu, primeras necesidades. Adán y Eva, paraíso, manzana. Afganistán, Bosnia, China, Estados Unidos, Irán, Sudáfrica, Grandes Lagos, Europa... Son palabras como puestas en escena que atraviesan mi mente veloces como un rayo al manosear palabra tan supuestamente defendida.
Asocio libertad a la integridad como persona. Íntegra como persona que come y bebe. Asocio libertad a esa madurez que permite tomar decisiones conforme a una ética de vida y a aceptarlas. Libertad sugiere un soplo de vida que lleva en una dirección y no en otra y a cada uno en la propia. Sugiere que si has decidido navegar con rumbo Norte, saldrá el sol por tu derecha y, aunque podría haber salido por tu izquierda, aceptas que salga por el otro lado porque has elegido ese rumbo. Y, si no sabías que el sol iba a salir por la derecha y tienes claro que el rumbo es hacia el Norte, aprenderás el amanecer que has elegido. Y si descubres que en tu horizonte no está la meta que buscabas , si tienes suerte o eres sabio- pues no todo se puede cambiar en esta vida- quizás puedas modificar tu dirección para llegar a tu destino.


Puede que sea eso. La libertad es el camino hacia la integridad.

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