A día de hoy, Hipócrates.

Pretendemos aunar experiencias de diversos orígenes para fomentar la parte olvidada de la medicina occidental: la cabecera del paciente

miércoles, 28 de julio de 2010

Placer tradicional: copa de leche merengada

Haciéndole un guiño a los recuerdos de mi infancia, en concreto a los gustos de mi padre, pido leche merengada. El Café del Espejo está como siempre, invitando en su pabellón de verano a disfrutar de lo que un día fue Madrid y sigue siendo.
Servida en copa, como helado de tres bolas salpicado de canela...toque de ese que nunca dicen que es de los gustos de Eros o de los que desatan el habla. Hundo la cuchara en la cremosidad casi nívea con deleite, mucho calor, gula.
Diviso a los camareros con su chaleco de smoking y pajarita yendo de aquí para allá, con cierta parsimonia; las parejas de edades varias con copas de cerveza, gin-tonic o café para amainar la sed e intercambiar lo que se han dicho tantas veces. Los grupos de amigas se decantan más por granizados de limón u horchatas.
Seis de la tarde en julio: mucho calor. El camarero refresca con la manguera el suelo agobiado de polvo. Entre el verde de los árboles de Recoletos (¿en peligro?) y las plantas en seto aparece artificialmente un paraíso que separa ese lugar recóndito del ritmo de la calle. El tráfico parece retumbar a lo lejos y unas carcajadas rebotan en mi espalda.
Pierdo mi soledad con la compañía.

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