A día de hoy, Hipócrates.

Pretendemos aunar experiencias de diversos orígenes para fomentar la parte olvidada de la medicina occidental: la cabecera del paciente

lunes, 9 de noviembre de 2009

Dos ancianos


Dos ancianos, agarrados de la mano tiernamente, pasean hablando de sus cosas. A esa edad no se es tierno o blando, sino que se considera aquello importante, lo que permanece, la esencia de la vida.
En este siglo confuso, de cambio, evolución permanente, el arte es expresión, manifestación del ser del hombre. El concepto de relatividad impregna toda la cultura. La vigencia de esta teoría empapa la ética, el arte, los estilos, el modus vivendi. Es difícil, incluso más difícil, permanecer fiel a sí mismo porque es arduo concretar a qué se es fiel o si es importante ser fiel a algún concepto.
Esta relatividad de la vida aplicada al arte o a la vida misma hace válidas teorías opuestas que se sitúan al mismo nivel. La misma relatividad hace perder la valentía de expresar ideas propias. Da miedo escribir versos porque escribir versos es descubrirse verdades.
¿Pintar cuadros? Podrías darte de bofetadas porque se ensalzan trazos conscientes de su propia ineptitud. Y la propia adecuación al gusto del que obtiene el material. O, lo que es peor, el acusado compra arte como inversión de aquello que es una denuncia a modo de actuar. Es la incongruencia del Arte como expresión de la sociedad. Como contrapunto de su evolución.

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