A día de hoy, Hipócrates.

Pretendemos aunar experiencias de diversos orígenes para fomentar la parte olvidada de la medicina occidental: la cabecera del paciente

domingo, 29 de noviembre de 2009

En tiempos de mariposas

La pobre mariposa no se había enterado de lo que pasaba. Alguna mirada indiscreta le insinuaba que algo no marchaba bien. De vez en cuando incluso tenía la sensación de que había un franco comentario. Pero no sabía a ciencia cierta lo que pasaba.

Todo comenzó aquella mañana. Sus padres siempre le habían recomendado que no saliera en días como aquel. Llovía, llovía, eternamente llovía. Los días se hacían tan largos, tediosos. No sabía que inventar. Había jugado al corro de la mariposa en la ensalada; se había disfrazado con los polvos de su madre (aunque lo tenía prohibido); no sabía por qué pelearse con sus hermanas: se había dejado las antenas en ello. Y llovía. Hasta en la televisión no emitían más que programas aburridos sobre antebol. ¡Menudo rollo!
Sus primas, las mariposas nocturnas, le habían propuesto ir a comer lana. Sabían de un sitio maravilloso en el cual podían roer hasta reventar. Pero se acordaba de la última vez que dio semejante paso. Se caía de sueño. Las alas eran incapaces de alzar el vuelo y la tripa le dolía...La lana no sabía como el néctar de las flores. Y todo...estaba tan oscuro. Olía mal. A...naftalina? También peligroso.

Pensó dormir una siesta. El tiempo invitaba a ello. Vuelta y vuelta... Vuelta y vuelta. Y revuelta. Y más vueltas. La almohada en el suelo. Las alas arrugadas. Las antenas necesitaban un peinestirón.

Subió a buscar a alguien para entablar conversación. La madre estaba planchando. Los padres de las mariposas nunca están en casa, por eso no se conocen a los mariposos. Varias de sus hermanas habían desaparecido. Les explicaban que la eternidad era sinónimo de efímero. Como las plantas del desierto, que duran un día. ¿Qué pasaría con ella? Manella no estaba, no tenía con quien jugar.

Los cristales de las ventanas estaban muy fríos, francamente fríos. Las alas apenas se podían batir. Llovía. Llovía. Llovía. Los ojos se le cerraron, arrullados por el repiqueteo de las gotas sobre el tejado, sobre el vidrio, en el patio.

No tenía conciencia de cuanto tiempo había permanecido así. Estaba aterida. Metió las antenas debajo de las alas, para procurarse un poco de calor. Un rayo de sol pareció colarse por la ventana de la cocina. Tenía tanto frío que no podía desplazarse. El par de metros de distancia de la sala al fogón parecían infinitos. Un, dos, tres, batir. Un dos, tres, batir. Un, dos, por fin.

Salió. De la casa, de la cocina, del aburrimiento. Fuera hacía más frío, pero la novedad y el ejercicio le impedían notarlo. Brr...Batir, batir. El rayo de sol estaba lejos. ¿Cómo?¿Otra nube? Menuda impertinencia. Si uno desea sol, ¿por qué no hay sol? Si suspira sombra en pleno agosto, ¿por qué no aparece? “En realidad- pensó la mariposa- las cosas más importantes ocurren dentro de nuestra mente”.
Pero la nube estaba allí. E hizo lo que hacen las nubes, que para eso están. Claro, es su trabajo y destino: llover. Y lo que llovió no fue demasiado porque era una nube chiquitita. Y se inició la desgracia de nuestra protagonista.

Por si no lo sabéis, las mariposas no vuelan porque vuelan. No son como los pájaros, con poderosos músculos y grandiosas plumas. Ni como los aviones, con motores rugientes que espantan a las lamparillas (pequeños insectos alados de resplandecientes colores). No. Las mariposas vuelan porque tienen un polvo mágico llamado polvis. Polvos que producen cuando están larvadas, durmiendo, transformándose. Son las limaduras de los sueños. Algunos son de brillantes tonos, pero también los hay apagados, mates, en blanco y negro. Hay pardos para las polillas, que son así para que nadie las vea en la oscuridad. Proceden de las pesadillas. Y turquesas, verdes, rojos, azules. Cada uno del tono en el que sueñes e incluso en technicolor.

Nuestra mariposa perdió la color. La lluvia arrastró todas y cada una de las motas que llevaba. Esa nube, esa pequeña nube no sabía cuanta tristeza acarreaba. Pero la mariposa, en principio, no se percató. Estaba algo más lánguida.

Pero continuaba con todas sus actividades normales, claro, de mariposa. Revolotear por las mañanas, hablar con las abejas sobre néctares y pólenes. Posarse en las flores más brillantes. Juguetear en el hocico del perro dormido, ese viejo de mal humor.

Además las mariposas no saben mirarse al espejo. Las antenas no saben mirar, escuchan músicas en frecuencias inaudibles, las que salen del corazón. Los ojos de las mariposas son increíbles: miran en caleidoscopio. Por eso no distinguen el color del cristal en que se miran. A veces ven mal. O torcido. O con rayas por medio. Pero siempre muy bonito. Excepto para nuestra mariposa que, a pesar de intentar realizar la vida con normalidad, con alegría, con virtuosismo, con espontaneidad, languidecía en si misma.


Tuvo suerte. Oyó el comentario de alguien que la quería: Sus alas no eran de color. El polvo se había lavado. ¿Qué cómo son las alas de una mariposa sin color? Tristes, entre traslúcidas y opacas. Ningún niño las miraría.
Pero no hay mal que por bien no venga (esto quiere decir que de todo aprende uno, aunque no quiera). Sabía lo que le ocurría. Tendría que buscar una solución. Lo malo era ¿cómo volar a buscar soluciones si no podía volar? Sin polvo. Aquí no valían los polvos prestados. Ni el de su madre. Ni el que se cayó de viejo. Ni el que se barre con la escoba (ni siquiera para las polillas). Había que buscar el de la imaginación y los sueños.

Y comenzó su andadura. Se montó en la cesta de la compra de la señora de la casa. Llegó al mercado y allí vio una mercería, llena de cintas de colores. Todos los colores, como habían sido sus alas. Pero la mercera no quiso regalarle un par de centímetros de cada rollo para adornarla. No tenía dinero.

En la misma cesta -apestosa de pescado- se dirigió a la peluquería .Los tintes modernos pasan por todos los tonos: rubio, rubio ceniza, anaranjado, castaño, caoba. Azules, lilas y plateados, el último grito. Pero la señora peluquera estaba tan atareada, había tanta cola, que no había turno para nuestra mariposa.
Otro día partieron para el médico. Nuestra amiga estaba segura que allí encontraría la compostura. Algún remedio, pastilla, jarabe o loción. Pero también se equivocaba. No había solicitado cita y el señor doctor estaba tan ocupado.

Pero no perdía la esperanza a pesar de estar cada día más débil. Efímero. Eterno. Sinónimos que parecen antónimos. En este caso se dirigió a una bordadora. De nuevo están de moda los adornos clásicos. Ahora se hacen con máquinas. Bordan lo que quieras, en miles de colores, con el trazado que se disponga. Pero la bordadora tenía un montón, un verdadero montón de encargos, así como cien manteles, y no tenía tiempo para ella.

Ella pensó:” ¿Qué hago ahora? ¿Dónde voy?” Le vino la idea. ¿Cómo no se le había ocurrido antes? Al parque. Ahora, en primavera había muchos pintores, todos trabajando. Retratos de esta, de aquella. Unos con carboncillo-demasiado negro-, otros con pastel-demasiado difuminado-, otros con óleos-estupendo, así jamás se le irían los colores-. Pero no tenía razón. El corrillo de transeúntes curiosos impedían acercarse. El pintor miraba, cogía el pincel midiendo las distancias, y lo aplicaba al punto exacto aportando tonalidades indebidas. Claro está, indebidas para los ojos de una mariposa, que ven en caleidoscopio. Tampoco tenía tres segundos para disponer de unos cuantos puntos de color sobre las alas de nuestra mariposa. Si ella se conformaba con los tres colores básicos: azul, rojo y amarillo. (Pensaba que con esos tres y el tiempo recobraría, al agitarlos, su viveza previa).

Aquella había sido su última oportunidad. Languidecía. Se arrastraba por el césped pisoteado del parque con miedo de que alguien la aplastase. No sabía que era peor si con botas o tacones.

Y le entró el pánico. Había oído tantas historias de niños gritones, de los cazamariposas que las clavaban en corchos sin ningún miramiento. Estos niños, y algunos mayores, buscaban las más novedosas, las distintas, las diferentes. ¿Quién no iba a querer una mariposa sin color? Había un ejemplar de esos en la cercanía. Oyó: “Mamá, mamá, mira que raro, una mariposa sin la color”. Porque habréis de saber que no es el color, sino la color. Femenino singular. Materia.

El niño se acercó cautelosamente. Como sin darse cuenta. La mariposa temblaba. No le quedaba otra. Sin fuerzas. Exhausta. Sin polvo para volar. Se hizo la muerta. A lo mejor así perdía interés en ella y se largaba.
No sabía que era un niño artista. Por eso había podido oir su voz, en la frecuencia adecuada. La recogió con sumo cuidado, la depositó en la palma de su mano y la observó cuidadosamente. “Parece normal, pero no lo es”- le oyó comentar nuestra amiga- “No tiene polvo. Las alas son medio sucias, medio transparentes, medio opacas”. La mariposa temblaba ante la perspectiva de un banderillazo. Podía ser lo mejor. El descanso eterno. La juventud conservada. La inmortalidad en bandeja de cristal.
Pero el niño, no sabemos su nombre, sacó las tizas de colores que había llevado al parque. Su aspecto era reconcentrado en ese momento, frágil, soñador. Con cautela revistió las alas de polvis rosa que había triturado cuidadosamente entre los dedos. Procuraba no hacerle daño, pero era inevitable. La mariposa no daba crédito a lo que le sucedía.

Tras el rosa, que aligeró con un suave batir de alas, le dispuso verde brillante por encima: calor y esperanza. Por último un par de pinceladas azulonas y amarillas, como un toque real. La mariposa se agitaba, feliz.
Lista para alzar el vuelo.

jueves, 26 de noviembre de 2009

Sínfonía


Pocas veces tomamos la carretilla de las necesidades.
A menudo, preferimos remontarnos
hasta las altas cumbres de la música clásica
y reposar
cual falsos dioses en el Olimpo.

Entonces libamos el placer de sentir
que lo que yace a nuestros pies
es la lujuria de los hombres.

Mas, de pronto,
queda todo despierto.
El sueño se desvanece.
La plenitud de nuestra vida
se hace presente.

Nos convertimos de nuevo
en pecado: hemos llegado al allegro.
No hace falta buscar otros ojos
para saberse enamorado,
ni otra boca para arrastrarse al amor.

Continuidad hasta siempre.
El tema invade, rechaza, atrae, evoca.
Sube, se eleva, me eleva.
Confundido el mundo conmigo,
emerjo hacia nuevas metas no propuestas.
Se afirma la no escisión del mundo.

Confirmada la Unidad,
perdura en las mentes la Sinfonía.

lunes, 23 de noviembre de 2009

Érase una vez hace mil años. ¿Mil años? Un millón de años. Cuando el hombre nació, cuando no se sabe cómo, surgió el animal que recogió una flor y se la entregó a su compañera dando a luz al Arte, creando una nueva dimensión. Antílopes galopando al son de tamtanes. Frío gélido, gélido que hizo buscar pedernales. Pedernales, lascas de piedra que, frotando, frotando chispeaban glamourosos dando movimiento a las pinturas, a las pinturas de la edad de piedra. Edad de piedra, con caramelos altivos, diamantes cercenados con sabor a fuego.


En la primigenia especie todo era simple, sin desvelos, natural, lucha por la supervivencia. ¿Quién distinguiría un caramelo de un pedernal?¿Os habéis detenido a contemplar el pedernal? Caminad despacio a la vera del río. Despacio, que la mirada apenas avance un pie. Así, sin prisa. Agáchate, mira. ¿A que brilla? Tómala en tus manos. Contémplala. Es una pequeña lasca, desprendida de la madre piedra. Mírala, es un pequeño tesoro, piedra de luna. La de allí tiene aristas, cristaliza con paciencia. Es un tesoro, diamante de sílice.

Hace mil años, cuando la llamaban niña, o chica, o nena su abuela. Cuando todo empezó. Sí, porque hay cuentos y hay historias que no saben cómo empiezan, ni dónde terminan, ni si terminan. Algunas se inician desde el principio, otras, aunque parezca mentira, por el final y, algunas, como ésta, confluyen en el medio. Las hay planas, muy planas, como todas las que terminan con moraleja. Otras tan lineales que apenas se las ve, pero son las más normales: forman una soga fuerte que escribe la historia de la humanidad.


Las leyendas, que comportan una percepción esférica de la realidad, son las más complejas. Conllevan incongruencias, experiencias equívocas y antonomasias. Y no tienen principio ni fin, siempre dan vueltas, como algunos caramelos que son tan redondos y lisos que a menudo te atragantas con ellos. Tienden a irse por el otro lado. Y asfixiar. Además las hay cósmicas, pero no son de este mundo y no vamos a entrar. Irrumpiríamos en misticismos y en caramelos con sabor a incienso, a humus de Marte y a polvo de estrellas, que no sabemos a qué sabe.


Esas navidades conoció el sabor de los caramelos fríos como los témpanos de hielo. La decisión de sus padres la había pillado de improviso...

Fragmento inicial del "La niña que plantaba caramelos. (Una historia de desamor)"

domingo, 22 de noviembre de 2009

Los vicios y las virtudes

En el principio de los tiempos, cuando ni siquiera el tiempo existía porque nadie había inventado nada para llevarle la cuenta. Cuando el hombre todavía no existía, en mitad del universo estaban reunidos los vicios y las virtudes que más tarde poblarían a los humanos en mayor o menor medida.
Y los vicios y las virtudes se pasaban todo el día discutiendo y peleando, sobre todo azuzados por la Ira y la Discordia. Y discutían sobre quien habitaría el cuerpo de los humanos, si los vicios o las virtudes. Y no se ponían de acuerdo porque unos decía que habría mas virtudes que vicios en los humanos y otros que al revés, que sería mayor el número de vicios que estarían en los humanos.

Y como nadie se ponía de acuerdo. La Locura, que estaba loca, tuvo una idea que le pareció genial. Y dando brincos en mitad de la reunión dijo:
- Tengo una idea, tengo una idea para solucionar la discusión.
Todos se quedaron expectantes. Y la Locura dando carreras sin ton ni son y saltando por todos lados dijo:
- Es una idea genial que seguro que no falla. Sí, sí,
En este punto la Intriga, que estaba realmente intrigada, pensó:
- "¿Cuál será la idea tan buena que ha tenido esta Locura? "
Y la Locura seguía dando botes y haciendo cabriolas y diciendo:
- ¡Lo tengo! ¡Lo tengo!.
Y la Intriga que estaba cada vez más intrigada, azuzada por la Curiosidad preguntó por fin:
- Oye, ¿Y cual es esa idea tan buena?.
La Locura dio un brinco y después otro y dijo:
- Muy fácil, muy fácil, muy fácil. ¡Se trata de un juego!. Es muy sencillo, es un juego genial y muy divertido. - dijo la Locura - Es el juego del escondite. Uno de nosotros se pone a contar de uno a cien de cara a un tronco muy grande y con los ojos tapados. Y los demás salen corriendo a esconderse donde puedan. Luego el que cuenta sale a buscar a los demás. Si al último que encuentre es una virtud, serán las virtudes las que habiten al hombre en mayor número, si es un vicio serán los vicios los que habiten a los humanos.

Entonces alguien entre la multitud dijo:
-¿Y si encuentra una pareja de virtud y vicio?.
La Locura pensó un instante y dijo:
- Muy sencillo, se repartirán por igual.
La Inteligencia, que hasta entonces se había creído la más inteligente pensó:
- "Vaya ideota que se le ha ocurrido a esta Locura. ¿Por qué no se me habrá ocurrido a mí?."
Entonces la Intriga preguntó:
- ¿Y quien va a contar?.
Y la Ternura dijo:
- Anda, Locura, ya que se te ha ocurrido a ti tan buena idea, ¿qué mejor que seas tú quien cuente?.
- De acuerdo, de acuerdo, de acuerdo. - dijo la Locura.
Y se fue a un tronco a contar:
- Veintisiete, cuarenta y dos, catorce, sesenta...

Todas las virtudes y los vicios salieron corriendo a esconderse.
La Justicia cogió de la mano a la Verdad, porque la Verdad siempre acompaña a la Justicia, y se fueron hasta un río que pasaba por allí cerca. Era un río de aguas cristalinas y puras. Y la Justicia dijo:
- Nos esconderemos aquí, para que luego digan que la Justicia no es clara. -
Y la Justicia se escondió en el fondo del río junto con la Verdad.
La Ensoñación cogió a la Ternura de la mano y dando saltitos se fueron a esconder detrás de una nube rosa. Y allí comenzaron a pintar las nubes de tonos morados, rojos, rosas y azules. Y es por eso que en los atardeceres el cielo se llena de nubes de colores.
La Lujuria cogió de la mano a la Pasión y juntas escalaron una montaña para esconderse en ella. Pero una vez dentro la temperatura empezó a subir y las rocas a calentarse y a fundirse hasta que la Lujuria y la Pasión hicieron nacer un volcán en aquella montaña.
La Pereza no se movió de donde estaba. Con el sueño que tenía ella, se iba a molestar en esconderse. Vamos, y se echó a dormir detrás de un banco que había por allí cerca.
Y así se fueron escondiendo todos, todos menos dos.
- treinta y tres, cincuenta y ocho, siete...
La Envidia, envidiosa como siempre, quería saber donde se escondía todo el mundo y se quedó allí en medio.
- setenta y siete, ochenta y seis, cincuenta y uno...
El otro que no se escondía era el Amor. Porque el amor es indeciso y no sabía dónde esconderse.
La Locura estaba llegando al final de la cuenta:
- noventa y ocho...
El Amor y la Envidia no sabían dónde meterse. La envidia vio un pino y se subió en lo alto.
- noventa y nueve...
En el último momento el Amor se tiró a un rosal de rosas rojas donde nadie se había escondido porque estaba lleno de púas.
- y ¡cien!.
La Locura se dio la vuelta y empezó a buscar a sus compañeros.
- ¡Cruz por la Lealtad!.- La Lealtad, leal como era, no se había movido del lado de la Locura.
- ¡Cruz por la Esperanza!.- La Esperanza se había escondido cerca pensando que quizá no la encontrarían.
- ¡Cruz por la Ignorancia!.- La Ignorancia, despistada salió preguntando
- ¿A qué estamos jugando?
- ¡Cruz por la gula que está comiendo pasteles!.
- ¡Cruz por la Soberbia!.
La Soberbia salió muy encendida y dijo:
- Me había escondido muy bien, ¿A que me has encontrado de las últimas?, ¡Vamos, con lo bien que me escondo yo!
- ¡Cruz por la Humildad!.
La Humildad se acercó a la Locura y le dijo:
- La verdad es que me has encontrado un montón de bien.
- ¡Cruz por la Pereza!.
La Pereza seguía durmiendo plácidamente a pesar de todo el alboroto que la Locura estaba montando.
Entonces la Locura se fijó en que la montaña donde se habían ocultado la Pasión y la Lujuria ahora era un volcán.
-¡Qué raro! - se dijo la Locura. Y fue a investigar.
Así que la Locura subió por la ladera del volcán y se asomó al borde del cono. Y allá abajo, en una repisa de piedra Pasión y Lujuria estaban dando rienda suelta a todo lo que representaban. La Locura, avergonzada, dijo mirando para otro lado:
-¡Cruz por la Lujuria y la Pasión que están ahí abajo haciendo cosas feas! - y se fue corriendo dejando a la Lujuria y a la Pasión, quienes no se habían enterado de nada, con sus cosas.
Luego la Locura miró al horizonte y vio nubes de colores en forma de dragones, elefantes, princesas, duendes y castillos. Y pensó la Locura:
- "Esto parece cosa de la Ensoñación, y si la Ensoñación está por aquí la Ternura no tiene que andar lejos".
Y efectivamente, subió hasta las nubes y allí vio a la Ensoñación contándole cuentos a la Ternura y esta mientras tanto hacía nubes con las formas que le relataba la Ensoñación. Y la Locura, viéndolas tan atareadas no quiso molestarlas y escribió en una nube: "¡Cruz por la Ensoñación y la Ternura!." Y se fue.

La Locura llegó hasta el río de aguas cristalinas, miró al fondo y vio a la Verdad y a la Justicia. Y gritó:
-¡La Justicia y la Verdad están allá abajo!.
La Justicia, que vio que la habían visto, revolvió el fondo para que las aguas se volvieran turbias y no pudieran verlas. Y le dijo a la Verdad:
- Tú quédate aquí que yo saldré por las dos y convenceré a la Locura de que no te ha visto.
Y la Verdad le hizo caso y allí se quedó, y la Justicia salió corriendo detrás de la Locura, y corría más y más hasta estar a punto de alcanzarla cuando de repente se tropezó con una piedra y se cayó. Con la caída se había lastimado una rodilla, pero aun así se levantó y siguió corriendo cojeando, pero cuando llegó la Locura ya había llegado.
Es por eso que la Justicia cojea, pero siempre llega.

La Locura iba descubriendo a todo el mundo... menos a dos: la Envidia y el Amor (ya que a pesar de lo que decía la Justicia, ella tenía una cierta idea de por donde estaba la Verdad. Los locos están locos, pero no son nada tontos). Ya no sabía dónde buscar y miró al cielo para pedir ayuda. Y con esto vio a la Envidia que estaba en lo alto del pino.
- ¡Cruz por la Envidia!.
La Envidia, envidiosa de que no hubieran encontrado al Amor, se bajó del árbol y dijo:
- Pues el amor está escondido en esas zarzas.
La Locura dio vueltas a la zarza pero no vio al Amor, y es que el Amor es difícil de encontrar a veces.
- Pero busca bien, que está ahí.- dijo la Envidia.
La Locura intentó apartar las zarzas con las manos pero se pinchó
-¡Ay!
Y es que a veces el Amor hace daño sin querer.
- Pero busca bien, que seguro que está ahí. - azuzó la Envidia.
La Locura ya no sabía que hacer y cogió una horca de dos puntas y comenzó a pinchar las zarzas con ella. Finalmente se oyó un grito que dejó a todos helados:
-¡Ahhhhh!. -
El Amor salió de las zarzas con las cuencas de los ojos vacías bañadas en sangre en sangre. La Locura no sabía qué hacer, todos la estaban mirando, y sintiéndose culpable por lo que había hecho le prometió al Amor que a partir de ese momento sería su lazarillo.
Y es por eso que dicen que el Amor es ciego y siempre,siempre, va acompañado por la Locura.

Por ser el amor la última virtud en ser encontrada, se decidió que vicios y virtudes convivirían en los humanos, siendo estas últimas las que los poblarían en mayor medida..

La verdad, consiguió no ser descubierta, es por eso que ningún ser humano jamás pudo poseerla, pero sí se deja entrever, para lo cual tiene cada uno que ir a buscarla para poder conocerla...

sábado, 21 de noviembre de 2009

Beneficios de la carcajada







  • Reduce las tensiones físicas, mentales y emocionales

  • Previene muchas enfermedades
  • Relaja, flexibiliza, energetiza, aumenta defensas del organismo.
  • Medicamento natural gratuito, siempre a mano

Científicamente se ha comprobado que la risa franca, la carcajada, aporta múltiples beneficios tales ...como: reduce el estrés, las tensiones, la ansiedad, la depresión, el colesterol, el insomnio, adelgaza, elimina dolores, problemas de corazón, respiratorio, cualquier enfermedad.


Además, aporta a nuestra vida: aceptación, comprensión, juego, energía positiva, alegría, agudiza nuestros sentidos y... recientes estudios sobre la capacidad de las carcajadas para combatir todo tipo de enfermedades revelan que lo único que hay que tomarse en serio en la vida es la risa.

Y la vida como una carcajada también es arte.


jueves, 19 de noviembre de 2009

Sobre esas sensaciones. Para Mar, que las conoce bien.

Me enamoré del azul del cielo,

del mar azul, de las rosas del campo.

Me enamoré del trigo dorado,

del olor a manzana, a pino quemado.

Me enamoré de la gaviota y la paloma,

la golondrina, el abeto y del fiel perro.

Me enamoré de la libertad,

del amor, de la verdad.

Me enamoré de la sinceridad,

la valentía y la paz.

Me enamoré de muchas ideas,

de muchos anhelos, de muchas ilusiones.

Me enamoré del hombre de campo,

del hombre de mar, de todos los que pedían.

Me enamoré de todos los poetas,

pintores, equilibristas y doctores.

Me enamoré del hombre que lucha,

del hombre bondadoso, del ideal de hombre.

Me enamoré de los ojos oscuros y profundos,

de los azules por su inocencia, de los verdes por su esperanza

Me enamoré del pelo negro atractivo,

del rubio, pelirrojo y del castaño,

de las bocas, los brazos, las manos y las piernas.

Me enamoré del tuerto, el sordo,

el cojo, el mudo, el manco.


Me enamoré del jorobado,

del epiléptico, de todos los despreciados.

Me enamoré de todo lo enamorable.

Me enamoré de mi misma cuando me enamoraba.

Sueños elevados a la categoría de realidad


-¿Quién inventó el lenguaje y quién enseñó a los primeros hombres a hablar si sus padres eran monos?
(Sofía, 6 años.)

Denklingen, 1 de Agosto de 1997.

La hora de la siesta es momento para perderse en la dulce tibieza del sueño o en particulares escondites recónditos . Es hora de amor reposado, lento, lleno de perezosas caricias, de besos aplazados. Es tiempo de melancolía, de recordar amores, de acordarse de lo que pudo ser y no fue. Es momento de confidencias contadas en susurros, de borrosas miradas que no ven imperfecciones, a las que todo les parece bello. Es instante de sueños elevados a la categoría de realidad.

miércoles, 18 de noviembre de 2009

Sin más, superwoman


Alicia Keys en Superwoman y en todas la mujeres que interpreta. Para quien no la haya escuchado previamente.

Paciencia, que es la madre de la ciencia

miércoles, 11 de noviembre de 2009

La ciencia del cuidado


Si ya lo decíamos, hay que volver a la ciencia del cuidado...Y en 1927, también lo decían.

El baile de las arritmias




Venga, no es tan difícil estudiar las arritmias. Solo se necesita un poquito de ritmo...

Sanidad, allí y aquí

Una realidad: desastre económico y moral en el sistema sanitario del país más poderoso del mundo.
Una oportunidad de cambio: Barack Obama.
Un plazo concreto: este año.
Un texto "para ponerse en contexto": este fragmento de "El País", esta semana.
Un poema para ilustrar: engancha con el enlace y recita a coro con el Doctor que dedica a Obama sus ideas: Nuestra Guerra no está en otros continentes, sino contra una enfermedad que nos devasta, y que es en alguna medida, evitable, La Diabetes.
Una moraleja: apreciemos lo bueno de nuestro sistema sanitario. Y cuidémoslo.

Barack Obama ha puesto estos días en marcha la más gigantesca reforma que cualquier presidente de Estados Unidos pueda plantearse, la creación de un sistema de salud al alcance de todos los ciudadanos. Lo hizo desde un enfoque diferente, no como una necesidad de carácter social, que lo es de forma escandalosa, sino como una urgencia de carácter económico, como un paso esencial para equilibrar las cuentas del Estado. Y se puso un plazo exigente para conseguirlo: este mismo año.

"La reforma de nuestro sistema de salud ya no es un imperativo moral, es un imperativo fiscal. Si queremos crear empleos y reconstruir nuestra economía, tenemos que atajar el desorbitado coste de la atención sanitaria este año, en esta Administración", declaró Obama en una conferencia de amplio espectro que trataba de representar todos los intereses que tendrán que armonizarse para que esta reforma salga adelante: hospitales, compañías de seguros, médicos, pacientes y congresistas de ambos partidos.

Después de la pena de muerte, la ineficacia de su sistema sanitario es el principal contraste entre EE UU y el mundo civilizado del que forma parte. Unos 46 millones de personas no tienen cobertura sanitaria, y muchos millones más pagan cantidades desproporcionadas por una atención escasa, de mala calidad y que desaparece en cuanto la enfermedad se alarga.

Dear President Obama, I'm speaking to you,
You've inspired the nation; we're long overdue.
We need a strong leader in this time of trouble,
I'd like to lead with you, my pleas I'll redouble.[1-3]

The healthcare system is in severe crisis,
The costs are astounding, with spiraling prices.
For excessive tests and costly machines,
We're stuck in a rut, with the same old routines.

The annual cost of a common disease,
Is more than the wars that we fight overseas.[4]
One-seventy billion a year for diabetes
That is the enemy that might just defeat us.[5]

Twenty percent of all healthcare expenses,
On patients who have this -- a shock to the senses.[5]
One in 3 children may contract this illness,
As adults or teens due to our stillness.[6]

Here is a war that we should have engaged,
Millions have died, and you bet I'm enraged.
Most of these patients get complications,
Even though we treat them with many medications.[7,8]

Blindness and limb loss and chronic dialysis,
Result from our failure to do the analysis.
You need not be an economist or scholar,
We can reverse this for pennies on the dollar.[9]

Diabetes type 2, which is 90%,
Is due to the lifestyle habits doctors lament.
Until we overcome the underlying cause,
We remain paralyzed in the enemy's jaws.

We know what it takes to get there in theory,
But previous leaders have been too leery,
To make it happen on a national scale,
To invest the resources to ensure we prevail.

We now know the weight loss it takes to reverse
The majority of cases of this diabetes curse.[10]
Coaching for weight loss of 40 pounds
Initially seems like it's way out-of-bounds.[11]

But I've learned how to do this on a routine basis,
For men and women of all ages and races.[12]
A caloric reduction of 25%,
Is enough to achieve this glorious ascent.

Out of the grips of this terrible killer,
Transforming sorrow into a thriller.
The key isn't diet type; it's all about adherence,
And removing the obstacles that cause interference.[13,14]

Weekly coaching by an authority,
Can normalize glucose for the majority,
Who sufficiently fear blindness or amputation
Or stroke or dementia, or loss of sensation.

But doctors need training in the methods I've learned,
To reverse diabetes, in those sufficiently concerned.
We need a president who can leap into action,
Who knows what it takes to get enough traction.

Insisting that doctors learn to achieve
Reversal rates that initially seem hard to believe
Is the way to wage war on this foe we must beat
So we don't have to endure the burden of defeat.

Believe with me now, that we can rise to the occasion,
And solve the diabetes reversal equation.
I'm Dr. Michael Dansinger, and this is my opinion.
I'm a Tufts Medical Center Research Physician.

Mens sana in corpore sano


Ya lo dijeron hace taaaaaaaaaaaaaaaaaaantos años, que no hacemos niiiiiiiiiiiiiiiiiiii caso: Mens sana in corpore sano. Su autor, Juvenal nos induce a pensar en la necesidad de un espíritu equilibrado en un cuerpo también equilibrado. Varias instituciones, entre ellas la Asociación Española contra el cáncer establecen las Carreras de la mujer contra el cáncer. La próxima se celebra en Zaragoza el 15 de noviembre. Anteriores ediciones en otras localidades contaron con numerosas participantes como en Zamora y Madrid. Un mejor estado físico conseguido a través de ejercicio físico y dieta equilibrada colaboran a un mejor estado de salud corporal y mental.

martes, 10 de noviembre de 2009

Involuntaria prueba de vida reciente



El aire que me abandona
no es aliento muerto que olvida la vida,
ni es aire desierto de pasión, violencia.
No es suspiro etéreo de mujer frágil,
ni sofisticada fragancia, envolvente, pesada.

El aire que me abandona
no tiene conciencia, se va, vuela.
Comparte otros aires, atmósfera crea.
Canta, llora, vela, habla y sueña
va de camino, olvida el destino.

El aire que me abandona no sabe de versos,
palabras, pero sí de besos.
No sabe de ciencia, diluvios de ideas,
aprende del otro, plácido compañero,
inestimable amigo, amante inmediato.

El aire que me abandona deja de ser
pero se lleva
instantes reconocidos de felicidad insondable,
momentos palpitantes, relegados;
alegrías, penas, tristezas, el devenir diario.

Es aire que no se percibe, ni siente,
ni se piensa, ni se advierte.
Se inspira, se espira,
se inhala, se exhala, respira, respira.
Involuntaria prueba de vida reciente.

Aforismos de Hipócrates

Corta es la vida, el camino largo, la ocasión fugaz, falaces las experiencias, el juicio difícil.
No basta, además, que el médico se muestre tal en tiempo oportuno,
sino que es menester que el enfermo y cuantos lo rodean coadyuven a su obra.

Disposición natural, enseñanza, lugar oportuno...

Dicen que dijo Hipócrates: Quien se consagra con afán al estudio de laMedicina, forzosamente ha de reunir las condiciones siguientes: disposición natural,enseñanza, lugar oportuno, instrucción desde la niñez, amor al trabajo y actividad.
Principalmente necesita contar con disposiciones naturales; todo es en vano cuando se pretende forzar la Naturaleza;pero cuando ella por sí misma camina por buena senda, principia entonces verdaderamente la enseñanza del arte, que, con la reflexión, el discípulo viene obligado a apropiarse, comenzando desde aquella edad juvenil y tierna y encontrándose en lugar a propósito para la enseñanza y aprendizaje.
Necesario es, a más de esto, consagrar a la labor mucho espacio de tiempo para que, arraigándose los conocimientos profundamente, den sus sazonados y abundantes frutos.
¿No son esto los años de medicina y la residencia?

Un bote grande de vidrio


Nos contaron que un profesor, delante de sus alumnos de la clase de filosofía, sin decir ni una palabra, cogió un bote grande de vidrio y procedió a llenarlo con pelotas de golf.
Después preguntó a los estudiantes si el bote estaba lleno. Los estudiantes estuvieron de acuerdo en decir que sí.

El profesor cogió una caja llena de perdigones y los vació dentro del bote. Estos llenaron los espacios vacíos que quedaban entre las pelotas de golf.
El profesor volvió a preguntar de nuevo a los estudiantes si el bote estaba lleno, y ellos volvieron a contestar que sí.

Después el profesor cogió una caja con arena y la vació dentro del bote. Por supuesto que la arena llenó todos los espacios vacíos y el profesor volvió a preguntar de nuevo si el bote estaba lleno. En esta ocasión los estudiantes le respondieron con un sí unánime.

El profesor, rápidamente añadió dos cervezas al contenido del bote y efectivamente, el líquido llenó todos los espacios vacíos entre la arena.

Los estudiantes reían. Cuando la risa se fue apagando, el profesor les dijo: "Quiero que os fijéis que este bote representa la vida. Las pelotas de golf son las cosas importantes como la familia, los hijos, la salud, los amigos, el amor, cosas que te apasionan. Son cosas que, aunque perdiéramos el resto y nada mas nos quedasen estas, vuestras vidas aún estarían llenas.

Los perdigones son las otras cosas que nos importan, como el trabajo, la casa, el coche.....

La arena es el resto de las pequeñas cosas.

Si primero pusiéramos la arena en el bote, no habría espacio para los perdigones, ni para las pelotas de golf. Lo mismo sucede con la vida. Si utilizáramos todo el nuestro tiempo y energía en las cosas pequeñas, no tendríamos nunca lugar para las cosas realmente importantes.

Presta atención a las cosas que son cruciales para tu felicidad.
Sal con tus amigos y hermanos, concédete tiempo para ir al médico, cuida a tu madre que te necesita, date una oportunidad en el amor, disfruta de tu afición favorita, dale un repaso a tu casa. ¿Has ido al cine últimamente? ¿Cuándo fue la última vez que fuiste al campo?

Ocúpate primero de las pelotas de golf, de las cosas que realmente te importan: tu familia, tu salud, tu pareja… Establece tus prioridades, el resto solo es arena".

Uno de los estudiantes levantó la mano y le preguntó qué representaban las cervezas.

El profesor sonrío y le dijo: "Me encanta que me hagas esta pregunta. La cerveza es para demostrar que aunque tu vida te parezca llena, siempre hay un lugar para dos cañas con un amigo".

lunes, 9 de noviembre de 2009

Libertad: Camino ¿hacia dónde?

Libertad: Facultad natural que tiene el hombre de obrar de una manera u otra, y de no obrar, por lo que es responsable de sus actos. / Estado o condición del que no es esclavo./ Estado del que no está preso. / Falta de sujeción y subordinación. (Diccionario de la Lengua Española de la Real Academia Española).

Érase una vez una mujer joven, profesional, de un nivel medio-alto, madre de muchos hijos, con cierto agobio económico (el normal de pagar colegios, chica, transporte, de no tener casa propia y comida para tantos) a la que se le olvidó, probablemente por sobrecarga de tareas, ponerse cuatro rulos bien puestos y coquetear con el padre de sus hijos. Érase una vez un caballero, padre de los hijos anteriores, que por más tener y parecer, trabajaba más de lo imaginable y estaba fuera más de lo inimaginable, hasta que se le olvidó que compartía cama y casa con una familia y a cuya compañera decidió no dar explicaciones porque ¿para qué? Él era libre. Y, hete aquí, que el aparecía de forma semanal, si le venía bien, se le acomodaba al trabajo y si estaba de humor para ello. Detrás... organización de comidas, traídas y llevadas al colegio, al médico, besos, buenas noches, deberes, la propia oficina, los propios catarros y los deberes sociales (padres enfermos, visitas a cuñada parturienta, ramo de flores a tío recién intervenido...) y la propia necesidad de un abrazo. La misma... libertad.


Dos que se adoraban decidieron unir sus vidas sin papeleos ni gaitas. Por mala fortuna, ella perdió empleo y sueldo y, por azar de la vida, ese azar actual que dice que todo aquel mayor de treinta años es viejo y fracasado (en este momento de prolongada senectud, de elixires de juventud, de definiciones de cuarta edad), a pesar de doctorado e idiomas, no logró recuperar la independencia previa. Hasta ahora todo bien. Él, melenas comprometido, trabajador en ONGs durante los meses de verano, conocedor sobre el terreno de los problemas que acucian a otros seres humanos, sufrió la llamada vocacional , ese " me voy y arreglo el mundo". Y fue presa de la libertad. Crisis personal, de identidad, de pareja, de "lo dejo todo", "la dejo sola, pero le dejo..." "No nos compenetramos porque somos tan distintos...". Verborreico con algunas copas, largas miradas opacas a otras mujeres, angustia personal y temblor en algunos amigos. Libertad...

Fue heroinómano, pendenciero y bebedor. De familia católica, seis hermanos, actualmente huérfano de padre, no sé desde qué edad. Madre de las de toda la vida. Drogadicción, abandono y una vida dedicada a la lucha contra esta esclavitud. Nueva batalla contra su cuerpo electrocutado que se saldó con un brazo y parte de la movilidad de otro. Última guerra: contra ese minúsculo germen, segador de vidas jóvenes, cuyo descubrimiento se disputan varios, cuya cura no se encuentra. El VIH, permisor de agentes varios que minan al hombre, abate la mente y seca la carne. Su final, ni sombra de sí mismo, cadaver viviente lancinado por dolores, sosteniendo su última escaramuza contra su eterna enemiga y con férrea voluntad rechazando la morfina que a toda costa le querían imponer los doctores. ¿Qué saben ellos de libertad?


Por segunda vez no fue capaz de enfrentarse a rupturas sociales y a aceptar eso que es lo que más cambia la vida en el mundo: un hijo. La diosa Fortuna tuvo a bien obsequiarle en dos ocasiones con una criatura no deseada a pesar de haber puesto medios para evitarlo. La primera vez con un posible padre, la segunda...hubiera sido una madre en soledad. Acompañada por el que hubiera sido padre en aquel entonces y por sus propias convicciones traicionadas, desconsolada por el hijo que no iba a tener por vez consecutiva, amargada por los niños de otros de edad similar al que hubiera sido propio, acudió a la clínica donde liberan a las mujeres.

Libertad, condicionantes, herencia. La libertad de uno termina donde comienza la del otro. "Mi" libertad, "tu" respeto. Leyes, democracia. Guerra, esclavitud, hambre. Libertad de espíritu, primeras necesidades. Adán y Eva, paraíso, manzana. Afganistán, Bosnia, China, Estados Unidos, Irán, Sudáfrica, Grandes Lagos, Europa... Son palabras como puestas en escena que atraviesan mi mente veloces como un rayo al manosear palabra tan supuestamente defendida.
Asocio libertad a la integridad como persona. Íntegra como persona que come y bebe. Asocio libertad a esa madurez que permite tomar decisiones conforme a una ética de vida y a aceptarlas. Libertad sugiere un soplo de vida que lleva en una dirección y no en otra y a cada uno en la propia. Sugiere que si has decidido navegar con rumbo Norte, saldrá el sol por tu derecha y, aunque podría haber salido por tu izquierda, aceptas que salga por el otro lado porque has elegido ese rumbo. Y, si no sabías que el sol iba a salir por la derecha y tienes claro que el rumbo es hacia el Norte, aprenderás el amanecer que has elegido. Y si descubres que en tu horizonte no está la meta que buscabas , si tienes suerte o eres sabio- pues no todo se puede cambiar en esta vida- quizás puedas modificar tu dirección para llegar a tu destino.


Puede que sea eso. La libertad es el camino hacia la integridad.

El consejo de Esculapio a los que pretenden estudiar Medicina: ¿Quieres ser médico, hijo mío?


Aspiración es esta de un alma generosa, de un espíritu ávido de ciencia.¿Deseas que los hombres te tengan por un dios que alivia sus males y ahuyenta de ellos el espanto? ¿Has pensado bien en lo que ha de ser tu vida? La mayoría de los ciudadanos pueden, terminada su tarea, aislarse lejos de los inoportunos; tu puerta quedará siempre abierta a todos; vendrán a turbar tu sueño, tus placeres, tu meditación; ya no te pertenecerás.
Los pobres, acostumbrados a padecer, no te llamarán sino en caso de urgencia; pero los ricos te tratarán como a un esclavo encargado de remediar sus excesos; sea porque tengan una indigestión, sea porque estén acatarrados, harán que te despierten a toda prisa tan pronto como sientan la menor inquietud; habrás de mostrar interés por los detalles más vulgares de su existencia, decidir si han de comer cordero o carnero, si han de andar de tal o cual modo. No podrás ausentarte, ni estar enfermo, tendrás que estar siempre listo para acudir tan pronto como te llame tu amo.
¿Tienes fe en tu trabajo para conquistarte una reputación? Ten presente que te juzgarán no por tu ciencia, sino por las casualidades del destino, por el corte de tu capa, por la apariencia de tu casa, por el número de tus criados, por la atención que dediques a las charlas y a los gustos de tu clientela. Los habrá que desconfiarán de ti si no vienes del Asia; otros si crees en los dioses; otros si no crees en ellos. Tu vecino el carnicero, el tendero, el zapatero, no te confiará su clientela si no eres parroquiano suyo; el herborista no te elogiará, sino en tanto que recetes sus hierbas.Habrás de luchar contra las supersticiones de los ignorantes.
¿Te gusta la sencillez?, habrás de adoptar la actitud de un augur. ¿Eres activo, sabes qué vale el tiempo?, no habrás de manifestar fastidio ni impaciencia; tendrás que aguantar relatos que arranquen del principio de los tiempos para explicarte un cólico.
¿Sientes pasión por la verdad? Ya no podrás decirla. Habrás de ocultar a algunos la gravedad de su mal, a otros su insignificancia, pues les molestaría. Habrás de ocultar secretos que posees, consentir en parecer burlado, ignorante, cómplice. No te será permitido dudar nunca, si no afirmas que conoces la naturaleza de la enfermedad, que posees un remedio infalible para curarla, el vulgo irá a charlatanes que venden la mentira que necesita.
No cuentes con agradecimiento: cuando el enfermo sana, la curación es debida a su robustez; si muere, tú eres el que lo has matado. Mientras está en peligro te trata como a un Dios, te suplica, te promete, te colma de halagos; no bien está en convalecencia ya le estorbas; cuando se trata de pagar los cuidados que le has prodigado, se enfada y te denigra.
Te compadezco si sientes afán por la belleza: verás lo más feo y más repugnante que hay en la especie humana; todos tus sentidos serán maltratados. Habrás de pegar tu oído contra el sudor de pechos sucios, respirar el olor de míseras viviendas, los perfumes harto subidos de las cortesanas, palpar tumores, curar llagas verdes de pus, contemplar los orines, escudriñar los esputos, fijar tu mirada y tu olfato en inmundicias, meter el dedo en muchos sitios. Te llamarán para un hombre que, molestado por dolores de vientre, te presentará un bacín nauseabundo, diciéndote satisfecho” gracias a que he tenido la precaución de no tirarlo”. Recuerda entonces que habrá de parecer interesarte mucho aquella deyección.
Tu oficio será para ti una túnica de Neso: en la calle, en los banquetes, en el teatro, en tu cama misma, los desconocidos, tus amigos, tus allegados te hablarán de sus males para pedirte un remedio. El mundo te parecerá un vasto hospital, una asamblea de individuos que se quejan. Tu vida transcurrirá en la sombra de la muerte entre el dolor de los cuerpos y de las almas, de los duelos y de la hipocresía que calcula, a la cabecera de los agonizantes.
Té verás solo en tus tristezas, solo en tus estudios, solo en medio del egoísmo humano.
Cuando a costa de muchos esfuerzos hayas prolongado la existencia de algunos ancianos o de niños deformes, vendrá una guerra que destruirá lo más sano y lo más robusto que hay en la ciudad. Entonces, te encargarán que separes los débiles de los fuertes, para salvar a los débiles y enviar a los fuertes a la muerte.
Piénsalo bien mientras estás a tiempo. Pero sí, indiferente a la fortuna, a los placeres, a la ingratitud; si sabiendo que te verás sólo entre las fieras humanas, tienes un alma lo bastante estoica para satisfacerte con el deber cumplido sin ilusiones; si te juzgas pagado lo bastante con la dicha de una madre, con una cara que sonríe porque ya no padece, con la faz de un moribundo a quien ocultas la llegada de la muerte: si ansías conocer al hombre, penetrar todo lo trágico de su destino, entonces hazte médico, hijo mío.

Juramento hiprocrático: ¿actual a día de hoy?


Juro por Apolo el Médico y Esculapio y por Hygeia y Panacea y por todos los dioses y diosas, poniéndolos de jueces, que éste mi juramento será cumplido hasta donde tenga poder y discernimiento. COMPROMISO.


A aquel quien me enseñó este arte, le estimaré lo mismo que a mis padres; él participará ... Juro por Apolo el Médico y Esculapio y por Hygeia y Panacea y por todos los dioses y diosas, poniéndolos de jueces, que éste mi juramento será cumplido hasta donde tenga poder y discernimiento. RESPETO AL MAESTRO.

A aquel quien me enseñó este arte, le estimaré lo mismo que a mis padres; él participará de mi mandamiento y si lo desea participará de mis bienes. Consideraré su descendencia como mis hermanos, enseñándoles este arte sin cobrarles nada, si ellos desean aprenderlo.Instruiré por precepto, por discurso y en todas las otras formas, a mis hijos, a los hijos del que me enseñó a mí y a los discípulos unidos por juramento y estipulación, de acuerdo con la ley médica, y no a otras personas. DOCENCIA.


Llevaré adelante ese régimen, el cual de acuerdo con mi poder y discernimiento será en beneficio de los enfermos y les apartará del perjuicio y el terror. A nadie daré una droga mortal aún cuando me sea solicitada, ni daré consejo con este fin. De la misma manera, no administraré a la mujer supositorios para provocarle aborto; mantendré puras mi vida y mi arte.No operaré a nadie por cálculos, dejando el camino a los que trabajan en esa práctica. LÍMITE DEL CONOCIMIENTO.


A cualesquier casa que entre, iré por el beneficio de los enfermos, absteniéndome de todo error voluntario y corrupción, y de lascivia con las mujeres u hombres libres o esclavos. RESPETO AL PACIENTE.


Guardaré silencio sobre todo aquello que en mi profesión, o fuera de ella, oiga o vea en la vida de los hombres que no deba ser público, manteniendo estas cosas de manera que no se pueda hablar de ellas. SECRETO PROFESIONAL.


Ahora, si cumplo este juramento y no lo quebranto, que los frutos de la vida y el arte sean míos, que sea siempre honrado por todos los hombres y que lo contrario me ocurra si lo quebranto y soy perjuro. ÉXITO EN LA VIDA.

Fin. ¿Y...?

Reflexiones sobre Iris Murdoch

A veces la proyección es irremediable. Sentarse en el cine, casi a solas, cinco personas en toda la sala de un cine de pueblo, de esos que ya no se estilan, con un paquete de kleenex en el bolso que sabes que vas a utilizar y disposición para encontrarte a ti misma, a muchos sueños e incluso a los miedos. A esos fantasmas abruptos que nos da miedo encontrar, que nos acechan por detrás y están en nuestra propia vida.
La educación...no proporciona la libertad. La libertad, si es que somos libres, a lo mejor no lo somos, a lo mejor no lo sabemos, no nos brinda la felicidad. Pero la educación nos da la oportunidad de conocer otros placeres, otras emociones, decidir, paladear la diferencia, ascender en nuestras aspiraciones. La educación es un medio, es un rollo pero no un fin. Así, más o menos, con sus-mis palabras comienza la película al inicio de la vejez de Iris.
Muchos sentimientos contrapuestos. ¿Por qué esta fragilidad? ¿Inconsistencia? Identificarme con la vida de juventud, en parte, con las ansias de vivir y jugar. De amar, incluso más allá de lo amable, de las piedras-como dicen en varias ocasiones-. De palpar y de ver más allá lo terrible de la mente que se vacía, de la resistencia a admitirlo, de la propia consciencia-inconsciencia que le ocurre a una mujer maravillosa, como a mi madre. Todo esto nos puede ocurrir. ¿Me puede ocurrir?
¿Qué albedrío es éste? Estando arriba, volando en campos exóticos donde la minoría alcanza, en las cotas de la palabra, no como palabras vacías sino como expresión de pensamiento, de búsqueda de amor a la verdad, de amor al amor; de las más altas cotas musicales, llevadas al amor de los niños en el descubrimiento de un mundo ignoto a través de la enseñanza;, de los hijos, de una resignación misteriosa en la propia libertad ; del marido, único hombre elegido en su vida, del cual ahora no se puede despegar, como queda tan patente también con Iris. Está poco reflejada la desesperación de los que acompañan día tras día, minuto tras minuto, segundo tras segundo en esa pérdida de la identidad, que casi termina con ellos mismos. Los esclaviza y les impide delegar porque son las asas, el único y posible enganche al presente, aunque llega un momento en el que los nombres no se reconocen y realmente son nadadores a los que arrastra el ahogado.
Y ese amor con su marido por encima de las infidelidades-¿realmente existe la fidelidad o falsos sentidos de propiedad?- con los besos de nariz respingona o los juegos en el agua o la lectura de su novela... ¿Existen los besos de ala de mariposa? Pestañeos sobre la piel. Me persiguen sueños que no quiero soñar. No duermo.

Apoyas la mirada, madre...

Apoyas la mirada, madre,
en mundos inexistentes
pletóricos de infundadas sospechas
¿miedos que desde siempre acechan?

Relatas historias, madre,
que a todos, tras cien días, aburren
menos a tus nietas, abuela,
saltos al pasado envuelto en cuento.

Saltas a tu música, madre,
esfera segura, carente de agnosia,
trazos, invisibles sonidos en la mente,
puentes inaudibles, tuyos desde la infancia.

Adivinas, madre, eso dices, adivina,
desde siempre Bruji, brujilinda,
historias sin razón ni fundamento
acuñadas con personajes muertos.

Sabes, madre, que algo te pasa.
Dices, sí, afirmas e insistes
en que estás sin memoria,
sin memoria, sí, con inteligencia.

Madre, mamá, alma mía,
la enfermedad de Alzheimer se asienta.

Ciclos, mujeres y caramelos

Ser cíclica es algo inherente, inevitable a la mujer. Y, ni mucho menos, sinónimo de inestable. Es una cualidad, calidad que las envuelve y acompaña desde la adolescencia, casi niñez, hasta su liberación o pérdida. Su llegada, la de las reglas, va acompañada de consejos no siempre del todo sabios, de sustos, llantos y alegría porque "ya se es mujer", de vergüenzas, complejos, temores. De cuentas que no se pierden hasta el final, llevadas también por las madres al principio (sospechas terribles); botellas de cava que se abren con timidez ante su falta; fatales lágrimas derramadas en solitario por torpeza. Caramelos de pasión. Decisiones crudas de continuar o no. Desesperación ante su puntual aparición mensual. Caramelo de fracaso.
Su ausencia, la de las reglas, va seguida de suspiros de alivio por lo que no sería tan deseado que llegara; de sensación de frustración por no ser ya lo que se era, mujer; de pasiones arrebatadas, hijas de la falta de temor. Su ausencia, la de las reglas, ha brindado la ocasión para que aparezcan tratamientos sustitutivos que otorgan mayor capacidad de disfrute, amén de prevenir otros desgastes como el de los huesos. Caramelos que pretenden evitar la vejez.
Y en todo este viene y va, se moldea la mujer, se perfila su carácter. Sus ataques de malhumor se justifican, sus días de glotonería se explican y los abrazos, sin saber porqué, son más tiernos algunos días. Dulces caramelos.
En estos ciclos de la vida de los que a veces se quiere escapar, por lo menos escapar a su influencia; escapar para sentirse igual; igual ¿a quién?; igual a los que no tienen los mismos ciclos; maldita tergiversación, educación actual, igualitarismo sin igual; tener ese ritmo es un orgullo, música de la Naturaleza, que imprime un baile que lleva por la vida sintiendo variaciones que hacen olvidar la monotonía, que lleva implícito el mismo latido del Ser, que incluso a veces se lleva dentro. Caramelo de fecundidad.
Hay que jactarse de ser Mujer con todas sus consecuencias. El llanto; la sensibilidad; esa inteligencia emocional que ahora se vende como agua de mayo; la risa; la emoción; el futuro bien pensado; la animalidad de ser madre; la bestialidad de ser hembra. La sorpresa de tener instinto en el sentido feroz de la palabra (y no el tan manido instinto maternal).Hay que defender el derecho a ser más amorosa cuando se está ovulando y, claro, también cuando no se está. Ser consciente de todas las manipulaciones que se hacen y, que no dejan de ser eso, alteraciones de lo subyacente. Caramelos de fábrica.
Y si pocos se plantean lo que implica ser varón, muchos se interrogan sobre la mujer. Pues bien, además de ser persona (obvio, ¿no?), de que cada una como cada uno tenga sus peculiaridades individuales (obvio también), éstas tienen unas características (cualidades definitorias) que las hacen no sólo diferentes en el físico (lo cual es muy deseable y lo sabemos explotar), sino en la psique. Y estas características, además de no ser vergonzantes (aunque se eche alguna lagrimilla de más), son objeto de deseo como se pone de manifiesto en la filosofía actual. Caramelos de la verdad.

Romance de la Mercromina


Cabalgando iba un jinete

por una árida llanura,

sembrada de mijo y trigo,

desierta y sin espesura.

El caballero pensaba

con dolorosa amargura

que la moza a la que amaba

era con él hasta dura.

No quería ya casarse,

pero un poco de ternura,

en un momento cualquiera,

no era una chaladura.

Estando en tales ideas

cayóse de su montura

y quedó tan mal parado

que urgente se hacía una cura.

Más por allí nadie había

y siguió hacia Extremadura

queriendo la casualidad

que encontrara a Doña Pura.

Esta era fea y sin gracia,

era una mujer muy ruda

que en el bolso que ceñía

amarrado a su cintura

guardaba allí un bote

de una muy extraña tintura.

Aplicóle el rojo tinte

cual gran y hermosa armadura

de color sangre mostraba.

Con esta andrajosa muda

presentóse el caballero

ante la excelsa hermosura

de la dama a la que amaba.

Díjole: ¡Con esa hechura

ni a una moza, ni a una gata

enamoras, ni engatusas!

Dos ancianos


Dos ancianos, agarrados de la mano tiernamente, pasean hablando de sus cosas. A esa edad no se es tierno o blando, sino que se considera aquello importante, lo que permanece, la esencia de la vida.
En este siglo confuso, de cambio, evolución permanente, el arte es expresión, manifestación del ser del hombre. El concepto de relatividad impregna toda la cultura. La vigencia de esta teoría empapa la ética, el arte, los estilos, el modus vivendi. Es difícil, incluso más difícil, permanecer fiel a sí mismo porque es arduo concretar a qué se es fiel o si es importante ser fiel a algún concepto.
Esta relatividad de la vida aplicada al arte o a la vida misma hace válidas teorías opuestas que se sitúan al mismo nivel. La misma relatividad hace perder la valentía de expresar ideas propias. Da miedo escribir versos porque escribir versos es descubrirse verdades.
¿Pintar cuadros? Podrías darte de bofetadas porque se ensalzan trazos conscientes de su propia ineptitud. Y la propia adecuación al gusto del que obtiene el material. O, lo que es peor, el acusado compra arte como inversión de aquello que es una denuncia a modo de actuar. Es la incongruencia del Arte como expresión de la sociedad. Como contrapunto de su evolución.

I. Del triángulo de la armonía y sus posibles utilidades.



¿Existe la armonía? ¿En que consiste? La armonía es el equilibrio de las fuerzas resultantes en la persona. Podríamos definirla como el área de de un triángulo equilátero en que su vértice superior representa las emociones, el inferior derecho a la inteligencia y el inferior izquierdo a los sentidos.
A lo largo de nuestra vida pasamos por muchas, muchas circunstancias que tienden a que perdamos nuestro lugar armónico, representado como ideal en el triángulo verde intenso. Desde nuestra más tierna infancia hay circunstancias que nos empujan a salirnos de nuestro triángulo armónico: el hermanito que nace; el chico al que no le gustas; el examen suspenso; la crisis de fe; el camino profesional diferente al imaginado; la ruptura de pareja y un largo etc. Pero tenemos un margen tolerable, ese en verde más claro, en el que nos encontramos todavía cómodos, en el que con nuestras propias fuerzas podemos volver a encontrarnos confortables.

La vida es así, una entrada y salida de la armonía a cierto grado de entropía tolerable y casi deseable-pues no deja de ser la chispa que ameniza-. Nuestros propios recursos nos lo permiten; nuestro propio carácter nos marca en qué lado vamos a estar más a menudo; las circunstancias nos empujan- en su mayoría hacia fuera. También podemos avanzar al caos, a un grado intolerable de desequilibrio. Y también podemos encontrarnos en la felicidad.

Si trazáramos una línea paralela al lado inferior del triángulo que pasara por el punto central equidistante de los vértices, definiríamos un nuevo triángulo presidido por las emociones, los sentimientos, con una fortaleza armoniosa de la inteligencia y de los sentidos: sería la felicidad, especialmente para las mujeres. Para otros la felicidad, estaría situada en otro triángulo interior al inicial, cuyos vértices se situarían en el punto central de cada uno de los lados del triángulo de partida. Sería una felicidad más dirigida a la inteligencia y los sentidos, probablemente más en la línea de aspiración de los varones.