A día de hoy, Hipócrates.

Pretendemos aunar experiencias de diversos orígenes para fomentar la parte olvidada de la medicina occidental: la cabecera del paciente

martes, 10 de noviembre de 2009

Involuntaria prueba de vida reciente



El aire que me abandona
no es aliento muerto que olvida la vida,
ni es aire desierto de pasión, violencia.
No es suspiro etéreo de mujer frágil,
ni sofisticada fragancia, envolvente, pesada.

El aire que me abandona
no tiene conciencia, se va, vuela.
Comparte otros aires, atmósfera crea.
Canta, llora, vela, habla y sueña
va de camino, olvida el destino.

El aire que me abandona no sabe de versos,
palabras, pero sí de besos.
No sabe de ciencia, diluvios de ideas,
aprende del otro, plácido compañero,
inestimable amigo, amante inmediato.

El aire que me abandona deja de ser
pero se lleva
instantes reconocidos de felicidad insondable,
momentos palpitantes, relegados;
alegrías, penas, tristezas, el devenir diario.

Es aire que no se percibe, ni siente,
ni se piensa, ni se advierte.
Se inspira, se espira,
se inhala, se exhala, respira, respira.
Involuntaria prueba de vida reciente.

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