A día de hoy, Hipócrates.

Pretendemos aunar experiencias de diversos orígenes para fomentar la parte olvidada de la medicina occidental: la cabecera del paciente

sábado, 7 de mayo de 2011

La sonrisa por Beatriz Holtkamp

Una característica de los humanos es la posibilidad de transmitir las emociones a través de la mímica, un conjunto de acciones que pemite exteriorizar los sentimientos. Cualquiero estado de ánimo se refleja con la expresión somática. La peculiaridad más significatica es, sin lugar a dudas, la sonrisa. A parte de dar un efecto hermosos, armónico y saludable, es algo personal, que varía dependiendo de cada perona. Influyen los genes, los labios, los dientes… Y además aparece desde el nacimiento como reflejo a una sensación de placer.


Pero ¿qué músculos son los que permiten a una persona sonreír?
‘‘Sonrisa: (del latín subrideré): Reírse levemente y sin ruido. Tener aspecto agradable que infunde alegría. Es un efecto de humor, el más bello, armónico y saludable que se produce en el ser humano.’’

Al presentarse un medio externo o externo que motive a un sujeto de forma positiva, se desencadena la activación de los receptore sensoriales. Éstos transforman los estímulos en señales nerviosas, y tras pasar por los nervios raquídeos, la médula espinal, la prtoberancia, el hipotálamo, el cerebelo, el tálamo y la certeza cerebral, la información es controlada, regulada y confeccionada. La respuesta emotiva puede ser manifestada o no expresada y tanto de forma voluntaria como involuntaria.

En el primer caso, entran en juego los músculos faciales. Son los más importantes de la cabeza, ya que sin ellos no existirían los movimientos faciales. Se insertan en la epidermis (son músculos cutáneos), son inervados por el nervio facial y realizan movimientos muy finos. Además están agrupados alrededor de los orificos de la cara, a los cuales van a omprimir o dilatar.

La alegría se manifiesta en la cara a traves de una elevación general de los orificios tansversales. Pero para ello es necesaria la participación de varios músculos.

Uno de los más característicos es el músculo elevador del labio superior (Levator labii superioris), situado delante del maxilar superior. Nace de la mitad medial del reborde inferior de la órbita y por abajo se inserta en la muscosa del labio superior. Entre medias es cubierto por el orbicular del ojo y el elevador del ala de la nariz y del labio superior. Como bien indica su nombre, su acción es alzar el labio superior, lo que refleja una ligera satisfacción. En cambio una contracción exagerada muestra satisfacción orgullosa al dilatar las narinas.

Evidentemente, otro músculo muy importante es el músculo risorio (Risorius novus), también conocido como risorio de Santorini. Comienza por detrás, en la fascia maetérica, y se dirige hacia la comisura labiel, concluyendo en la piel de la comisura de los labios. Este delgado músculo está unido a la piel por su cara superficial; por la cara profunda se encuentra por enciam del buccinador, el masetero y la parótida. Al contraerse, tira de las comisuras labiales. Esta retracción aumenta el diámetro transversal de la boca.

El músculo cigomático mayor (Zygomaticus major) está presente tanto en la sonrisa real como en la forzada. Se encuentra en la mejilla, y su origen está en el proceso temporal del gueso malar o cigomático. Se cruza con el buccinador, y finalmente se inserta en la porción lateral del músculo orbicular de los labios. Al igual que el cigomático menor, tira del labio superior lateralmente y hacia arriba.

En la sonrisa de Duchenne participan tanto el músculo cigomático mayor como el músculo prbicular de los párpados (eleva las mejillas y causa las arrugas formadas alrededor de los ojos. Cuando una sonrisa es forzada, únicamente se contrae el cigomático mayor. Al no haber plieges en la piel a la altura de la mejilla y los ojos, se reconoce que no se trata de una sonrisa franca. Además una sonrisa falsa es menos probable que sea simétrica, y también hay que destacar que una sonrisa genuina tiene una duración de hasta cinco segundos.

Otros músculos que participa en la sonrisa son el músculo orbicular de los labios, el músculo orbicular de los párpados, el músculo de horner, el músculo buccinador, el músculo elevador del párpado superior, el músculo cutáneo del cuello, el músculo piramidal, el músculo superciliar, el músculo nasal y mirtiforme, los músculos auriculares, el múscuo elevador de la comisura labial, el músculo triangular del labio inferior, el músculo cuadrado de la barba y el músculo borla de la barba.

Como ya ha sido explicado al principio, estos músculos son inervados por el nervio facial.

Una característica de las sonrisas también es el hoyuelo, que aparece cuando existe un gran espacio entre el músculo cigomático mayor y el músculo risorio al contraerse de forma simultánea.

Además hay que destacar que el miedo a las arrugas que cusa el reír o el sonreír es completamente innecesario: en realidad es la mejor terapia para retrasar el envejecimiento cutáneo.

Conociendo ya el gran número de músculos que se utilizan para sonreír, queda bastante claro que para lograr una perfecta armonía en el rostro es indispensable una buena instrucción anatómica para pode
r entender el complicado balance muscular que interviene en la elaboración de los movimientos faciales.





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